Para la ley de medios, es lo mismo Metro que Disney Channel. Lo mismo América 24 que Cinecanal. Casi lo mismo Canal 4 de Nogoyá, Entre Ríos, (donde empecé en esto allá por 1993) que, digamos, TN, la cadena de noticias argentina de mayor ayudiencia.
Hay una consigna amplia, casi un refrán popular, que dice que no se debe tratar igual a los que son distintos. Ya los romanos en su esquema jurídico hablaban de aquitas, es decir, de equidad no sólo de justicia.
Toda esta parrafada viene a cuento porque hay un gran revuelo en las señales de contenidos periodísticos en Argentina a partir de la reglamentación de la ley de medios, particularmente por el temor a que los cientos (sí, cientos) de programas periodísticos que existen en el país puedan quedar en una situación de desfinanciamiento. La ley de medios fijó nuevos límites a la emisión de publicidad: 12 minutos para la TV abierta, 8 para las señales de cable de generación propia (la única que pueden tener los sistemas de cable a partir de la nueva norma) y 6 minutos para el resto de las señales. En todos los casos pueden promediarse esos minutos, es decir, puede emitirse más publicidad en horarios centrales y menos en horarios menos relevantes.
Esta semana que pasó escribí una nota al respecto en La Nación. Muchos de los comentaristas de ese texto, seguramente hartos de pagar a la TV por cable por contenidos saturados de publicidad, celebraron las limitaciones, pero sin darse cuenta (no tienen por qué, porque no es su trabajo) de que no no funcionan igual una señal de ficción o una señal periodística. En el caso de Argentina, estas últimas subalquilan el espacio a empresas independientes que realizan la producción periodística y comercial de esos espacios. Son los típicos programas que se transmiten por Metro, un canal que seguramente no lidera el rating, que que aporta una gran pluralidad de miradas al permitir a muchos periodistas realizar sus propios programas (lo que no es mi caso, así que yo no me defiendo en esto a mi mismO) y financiarlos con auspicios de empresas o entes públicos.
Esos programas son, en general, de media hora. Y como se trata de producciones independientes no pueden promediar el tiempo destinado a publicidad sino que deben explotarlo al máximo. ¿Cómo será eso a partir de ahora? Bueno, tendrán que exprimir sus tres minutos y meter allí todo: spots, zócalos, placas, PNT, etc. Hasta las placas de canje son consideradas para ese tiempo.
El sitio especializado Diariosobrediarios viene siguiendo con bastante detalle las febriles reuniones que se dan en las productoras, los canales y hasta la propia Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) donde cada vez es más claro que no hay mucha idera acerca de qué es lo que se está haciendo (y no lo digo con mala intención, sino como impresión personal después de haber hablado con algunos funcionarios de ese organismo). Ahí entra en juego el título de este post, a partir de un comentario que circula en los pasillos de las señales periodísticas, y que sostiene que "Un día de estos, los presentadores de noticias van a venir en remera", porque ya no se podrán poner las placas (en general, cuando los programas van a los cortes comerciales) de canje.
Insisto, al meter la mano sobre un esquema de funcionamiento que hasta ahora permitió una cierta "multiplicidad de voces", dado que estamos hablando de cientos de productoras y periodistas en todo el país, el Gobierno se metió en un berenjenal importante, con riesgo de derivar en alguna nueva causa judicial, con el agravante de que esta vez podría estar claro que se está afectando el derecho constitucional a la libertad de expresion y de prensa.
Para seguir este tema, resumo algunas de las cosas que vienen publicándose (y de paso un mensaje interno: gente del DsD, dejen de buscar fantasmas donde no hay: los programas de TN son los que menos riesgo corren, el problema es de las producciones más chicas, que no están en ese canal):
La mirada del Gobierno sobre la publicidad en cable
En los últimos días, Diario sobre Diarios (DsD) registró la tensión que por estas horas están viviendo los productores de programas periodísticos en señales de TV por cable. La reglamentación de la nueva ley audiovisual estipuló un tope de 6 minutos por hora de publicidad en cable (8 si se trata de la señal de "generación propia"), lo que –dicen los productores- les achica considerablemente el margen para incluir auspicios.
El coordinador general de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Luis Lázzaro, le dijo ayer a DsD que "los dueños de las plataformas de la televisión por abono (que le facturan mensualmente a más de 6 millones de abonados, de los cuales 3,5 millones pertenecen a un mismo grupo) intimidan ahora a las productoras independientes con el recorte publicitario y generan un conflicto adicional sobre la ley de la democracia".
Añadió que "la pregunta es por qué, además de cobrar a los abonados, de facturar la distribución de sus señales y de vender su propia publicidad, le cobran también a las productoras que suministran los contenidos. Pareciera que se han convertido en una máquina recaudadora que factura en todos los frentes".
Según Lázzaro, "los distribuidores de contenidos deberían adquirir estos a valores razonables y permitir una adecuada ecuación entre la artística y la publicidad, dado que ambos sostienen el negocio".
Por último, aclaró que "las campañas de interés público no se contabilizan en los tiempos de emisión de publicidad, como algunos medios han difundido de manera equivocada".
En el sector se mantiene la incertidumbre
Diario sobre Diarios también dialogó ayer con dos productores privados de programas de TV por cable, que prefirieron hablar en "off". En primer lugar, muchos de ellos están esperando una definición de la Cámara de Productores Independientes de Televisión (Capit). Fuentes de la institución comentaron a DsD que en estos días "estamos atravesando algunos problemas con los canales. Vamos a tener que dialogar y llegar a un acuerdo".
En el sector privado admiten que "muchos productores aún no leyeron la reglamentación de la ley". Otra de las preocupaciones es que se pone fin a los "canjes". Las placas antes de los cortes que dicen que un periodista "se viste en" van a ser contabilizadas como segundos de publicidad. En los pasillos de TN circula un chiste. "Un día de estos, los presentadores de noticias van a venir en remera".
Preocupación en productoras de programas de TN
Las productoras de programas periodísticos en canales de cable, espacios en donde varios periodistas de los diarios complementan sus ingresos con la venta de publicidad, están viviendo momentos vertiginosos.
La Nación publicó ayer una nota al respecto titulada "Preocupan en la TV los límites a la publicidad", en la que José Crettaz se refirió a la incertidumbre que por estas horas están viviendo las productoras de programas que se emiten por las señales "Metro y TN (Grupo Clarín), América 24 (Grupo Uno-De Narváez) y Telemax y Canal 26 (Grupo Pierri)".
El nudo de la preocupación es que, con la nueva ley audiovisual, en cable sólo puede haber 6 minutos de publicidad por hora, lo que reduciría o bien la duración del contenido "periodístico" o bien la de la tanda propia de cada programa.
En la nota, La Nación -se desconoce por qué- no se refirió a los "peso pesados" del sector: las productoras de programas del canal de cable con mayor encendido: TN (Grupo Clarín).
Allí, las empresas que producen formatos periodísticos están en un permanente ida y vuelta con las autoridades de la emisora para ver cómo resolverán el conflicto.
Según comentaron a DsD fuentes del sector, en las próximas horas habrá una reunión entre las principales firmas: la de Eduardo Martínez Vadé ("Desde el llano", con Joaquín Morales Solá), la de Sebastián Sánchez ("El juego limpio", con Nelson Castro), la de Claudio Martínez ("Palabras más, palabras menos", con Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda) y la de Jorge Ortega ("Código político", con Julio Blanck y Eduardo van der Kooy). Todas ellas están pensando en una estrategia a futuro, a sabiendas que nada será como era hasta ahora.
Preocupan en la TV los límitesa a la publicidad
La reglamentación de la nueva ley de medios, que comenzó a regir este mes, no sólo se centró en el reordenamiento de la grilla de canales del cable y en cambios cosméticos como la hora en pantalla de manera permanente. También estableció nuevos límites a la cantidad de publicidad que puede emitir la televisión abierta (hasta 12 minutos por hora) y la paga (hasta seis minutos). Esta disposición despertó gran preocupación entre las productoras periodísticas de televisión, que se financian con auspicios institucionales de empresas y entes públicos y que disponían hasta ahora del doble de tiempo para emitirlos.
Sólo en Buenos Aires hay no menos de 200 productoras independientes de programas periodísticos, en su mayoría de media hora. Se transmiten desde señales del abono básico del cable, como Metro y TN (Grupo Clarín), América 24 (Grupo Uno-De Narváez) y Telemax y Canal 26 (Grupo Pierri), principalmente. Este modelo, en el que los canales se limitan a alquilar el espacio se repite casi en todas las ciudades que cuentan con señales locales de televisión. Da lo mismo que sean señales de cine, dibujos animados o programas periodísticos; que transmitan desde Miami para el continente o lo hagan desde y para una pequeña localidad.
El tope a la duración del espacio publicitario, que incluye spots tradicionales y zócalos en la pantalla, es más restrictivo para los contenidos televisivos periodísticos porque, en su gran mayoría, se trata de programas de media hora, que pueden contener hasta tres minutos de avisos. "Nos perjudica seriamente porque reduce el espacio publicitario a la mitad. Estos programas pagan un alquiler al canal que los emite y se financian con publicidad. Esta pelea es principalmente con Clarín, pero en el medio hay muchas productoras pyme que la van a tener difícil para sobrevivir", dijo Mario Lion, de Vocación, la productora de los periodísticos de Jorge Lanata y Roberto García.
A diferencia de lo que sucede en los canales de aire, en los que la publicidad tiene una tarifa por segundo, aquí se trata de precios fijos por auspicio, que van de los $ 2000 a los $ 4000, y hasta ahora cada programa podía tener entre 10 y 15 auspicios. El costo de alquilar el espacio oscila en torno de los $ 6000, a lo que debe agregarse alquiler de estudios y honorarios de técnicos.
Aunque esta situación alcanza a los programas periodísticos producidos independientemente, los de periodistas menos reconocidos públicamente o que estén en horarios marginales serán los que más sufran, según las fuentes consultadas. "Esto daña a las productoras independientes y es producto de una reglamentación que fue draconiana y agravó la ley de medios. Con tres minutos no se llega a nada; muchas de las producciones van a ser inviables. Los comerciales típicos de la TV abierta que duran 30 segundos van a ser inviables. Esto nos saca del aire, habrá menos diversidad, no más", opinó Diego Dillenberg, productor y conductor del programa La hora de Maquiavelo , que está organizando una reunión de las productoras con las empresas anunciantes para encontrar la forma de superar la restricción.
Una asesora jurídica del presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), que prefirió reservar su nombre, explicó a LA NACION: "La normativa no distingue entre una señal de cine o series, o periodísticos, porque son un nuevo sujeto regulado, y es el sujeto que más se debe estudiar. En cuanto a todo lo que es PNT [publicidad no tradicional] no ha sido taxativamente regulado". Y añadió: "Se buscó un término medio, en el cual para la señal abierta que sólo vive de la publicidad, quedó en 12 minutos; ocho minutos para la señal de generación propia [los cables sólo pueden tener una], y seis para las demás señales". (…)
"No tenemos en claro en qué nos puede perjudicar o favorecer la ley porque no se termina de entender muy bien en la reglamentación de qué estamos hablando, ni de cuántos minutos ni de qué formatos", dijo Gustavo Novillo, gerente general de Devicom, productora de programas periodísticos de radio y TV, una de las empresas dueñas de Radio El Mundo. Novillo se preguntó si el espacio publicitario que los medios están obligados a ceder a las campañas de interés público están comprendidas o no dentro de esa regulación.
"Internacionalmente, el promedio de tiempo de publicidad está entre 10 y 14 minutos por hora", explicó Antonio Ambrosini, especialista en medios y entretenimiento de la Universidad de Palermo (UP). En Europa, donde se buscan alternativas para financiar la televisión digital abierta y gratuita, se debate la ampliación de ese cupo, y algunas televisoras públicas dejaron de emitir publicidad privada, como TVE, para colaborar con la sustentabilidad del nuevo esquema. (…)
http://mediaandentertainmentobservatory.wordpress.com/2010/10/08/ley-de-medios-limites-a-la-publicidad-y-presentadores-en-remera/
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