lunes, 8 de junio de 2009

¿Quién se quedó con la cocaína?- Lucila Castro- LA NACION


"En la madrugada del viernes 16, por AM 10, un conductor de dicha radioemisora, de nombre Mario, que dijo ser profesor del ISER y abogado, aseveró que era incorrecto decir, como título o en el texto de una nota periodística, «La policía incautó 200 kilogramos de cocaína» y que lo correcto debía ser «La policía se incautó de 200 kilogramos de cocaína». Para mí, en la construcción «La policía se incautó de...» se estaría dando a entender que la policía tomó para sí la cocaína, mientras que la construcción que el conductor considera incorrecta significa que la policía, en su calidad de auxiliar de la Justicia, se apropió de la cocaína para ponerla en manos de la ley. Agradecería su comentario sobre el particular", escribe Carlos Luis Villaverde.
El lector parece atribuir a la construcción pronominal intransitiva incautarse de algo un matiz de interés personal del sujeto, como si significara que el sujeto toma posesión de los bienes incautados en provecho propio. Con ciertos verbos, el pronombre reflexivo agrega ese matiz, pero en esos casos, si el reflexivo se reemplaza por otra palabra o se elimina, el matiz se pierde. En este caso, eso ocurriría si pudiera decirse *incautar a otro de algo o *incautar de algo, pero así no se dice: incautarse de algo es el régimen normal de este verbo y el pronombre reflexivo no agrega ningún matiz especial.
Obsérvese, por otra parte, que, al explicar el matiz diferente que Villaverde asigna a la construcción no pronominal transitiva incautar algo, usa la expresión apropiarse de algo, idéntica a incautarse de algo. Si el reflexivo agregara un matiz diferencial a incautar, también se lo daría a apropiar, y apropiarse no serviría para definir incautar sin el pronombre.
En el Diccionario de la Real Academia Española, este verbo, tanto en su acepción técnica como en su extensión al léxico general, aparece como pronominal intransitivo: incautarse de algo. La construcción no pronominal transitiva, incautar algo, no figura en el DRAE ni está acordada todavía su incorporación en la próxima edición. Sin embargo, en el Diccionario panhispánico de dudas, también de la Academia, ya se explica que hoy en día esta construcción es igualmente aceptable. El significado es el mismo, pero la construcción no pronominal transitiva permite, además, agregar un objeto indirecto de la persona que sufre la incautación: incautar algo a alguien. Dice el DPD: "En el habla culta se usa preferentemente como intransitivo pronominal, con un complemento de régimen introducido por de: «La policía también se incautó de un helicóptero» (Nación [C. Rica] 12.9.96). No obstante, por influjo de verbos sinónimos como confiscar o decomisar, hoy es frecuente, y se considera válido, su uso como transitivo: «Les incautaron tres dosis de cocaína» (Mundo [Esp.] 5.10.95)".
Veamos, finalmente, un ejemplo en el que el pronombre reflexivo sí agrega un matiz de interés personal. Si decimos que una persona "quedó con la cocaína", decimos simplemente que el resultado de cierta acción fue que la cocaína estuviera en manos de esa persona. No decimos que la persona haya hecho nada para apoderarse de la cocaína. Otros pueden haberla llevado allí sin que la persona lo supiera, incluso pueden habérsela "plantado". En cambio, si decimos que la persona "se quedó con la cocaína", decimos que la persona tuvo interés en que la cocaína estuviera en su poder, y actuó personalmente para apropiarse de ella.
¿Asesinato o accidente? Escribe Alfonso Reuther: "En la página 12 de la edición del 15 de mayo, leo que una adolescente fue «asesinada» al quedar atrapada en medio de un tiroteo entre un policía y un ladrón. El DRAE determina, entre otras acepciones que no vienen al caso, que asesinar es matar a alguien con premeditación, alevosía, ensañamiento o por una recompensa. Es obvio que la infortunada occisa fue víctima casual del enfrentamiento, ya que ni el caco ni el representante de la ley tenían en sus planes ultimarla. El redactor debería haber asentado que la joven resultó muerta en forma accidental".
Yo no me atrevería a decir que la muerte de la joven fue un "accidente", porque el que interviene en un tiroteo sabe que el resultado puede ser la muerte de un tercero, pero lo que es seguro es que no fue un "asesinato", porque el que disparó la bala, ya fuera el ladrón o el policía, no tenía intención de matarla a la adolescente.
Amenazas y condenas "Bajo el título «El golf, cada vez mejor», se lee en la sección Deportiva del lunes 11: «El triunfo de Daniel Vancsik en Italia agrega otro capítulo a un año que amenaza con ser récord para los argentinos». ¿No debería ser más bien «promete», en lugar de «amenaza»?", pregunta Raúl Beceyro.
Por supuesto, se amenaza siempre con algo malo, y aquí las buenas perspectivas son promesas, no amenazas. Es posible que el que lo escribió haya sentido que amenazar era más fuerte que prometer y, sin pensar en el verdadero sentido del verbo, lo haya empleado para enfatizar lo inevitable de esos triunfos. Debe de ser como aquello de que "la Argentina está condenada al éxito".
Viva la Pepa Desde la ciudad de Santa Fe, escribe Oscar Medina: "El martes 12, en el artículo «El ?¡viva la Pepa!? de Evo Morales», de Carlos Escudé, leo en las últimas líneas: «¿Qué viva la Constitución?» y «¡Qué viva la Pepa!». No sé si esa tilde en los dos que es obra del señor Escudé o de algún empleado del diario, pero estoy seguro de es que es un error que distorsiona totalmente el significado de ambas expresiones. ¿Nadie se dio cuenta? Antes de concluir que el castellano del diario es un viva la Pepa, ¿tendría usted a bien señalar este error y explicarlo?".
Estoy segura de que esas tildes no fueron obra de Escudé ni de ningún empleado del diario, sino del corrector automático, que, programado para reconocer de la manera más gruesa los pronombres interrogativos y exclamativos, pone tilde a cualquier que escrito entre signos de interrogación o de admiración. Eso sí: es lamentable que nadie se haya dado cuenta.


Tus elecciones hablan por vos. ¡Conocé quién sos realmente!

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