domingo, 13 de diciembre de 2009

¿La década perdida o la década de la ilusión digital?

Vaya cómo parece presentarse este final de década en lo que deberían ser apacibles Navidades. Ahora entiendo el tema de portada de esta semana en el semanario Der Spiegel, "La década perdida - lo que el mundo debe aprender de una década de la sinrazón". Ya está traducido de forma espontánea y completa para quien se interese, en un vídeo en forma de un viaje nocturno en helicóptero sobre los rascacielos de las grandes urbes. Ya sabe, no en todos los países cuecen "cutres habas en forma de teletiendas y call in shows chillones", como en nuestras TDT's nocturnas. Aquí un nuevo ejemplo de que el "sentido común programativo" y la belleza de City Night & Night Space se imponen. Eso sí, no en nuestras pantallas, pero como si lo fuera. No me diga que sigue usted sin la parabólica que le trae todo esto y la alta definición GRATUITA a su plasma o LCD HD TV vía Astra satélite, por pocos cientos de euros una sola vez. ¿A qué espera ahora que llegan los Reyes Magos?

Mal se presenta sobre todo para España ese fin de década que tan bien describe Der Spiegel. Con secuestros en cadena de nuestros conciudadanos (primero en Somalia, ahora Mauritania), humillaciones frente a vecinos como Marruecos (activista saharaui expulsada) o esa roca que es Gibraltar (guardias apresados cuando únicamente cazaban a unos delincuentes), libres periodistas agredidos por decir lo que a otros no gusta escuchar, un Gobierno que quiere legislar a favor de ampliar la publicidad a 29 insoportables minutos para ya hundir del todo la imagen, eficacia y sentido de nuestra publicidad en TV (sin que muchos en el sector se estén moviendo como lo requiere la situación, en contra de esta nueva ley audiovisual) o lo peor, el ataque directo y frontal del Gobierno contra la libertad en la red y con ello, como tan bien define mi colega bloguero Enrique Dans: "Contra los derechos fundamentales. Este país no puede volver a vivir bajo la censura, no puede aceptar la aparición de comités políticos, no tolera que se inventen legislaciones para regular una internet que no resulta del agrado de quienes están en el poder. Internet no es un lugar sin ley, internet es como la calle: se regula perfectamente bien con las leyes que ya existen para ella y con jueces con sentido común que saben interpretarlas. No es necesaria una inflación legislativa, y menos si se ve desde lejos que lo que pretende es proteger a unos cuántos sinvergüenzas".

Vaya cómo acaba esta década absolutamente (¿?) perdida para España (tras tantos años en los que creíamos que todo iba a mejor ahora más crisis, más pobres, más paro, menos publicidad, menos ingresos empresariales, menos libertad) y para el mundo (crisis financiera, crisis climática, guerras de fanáticos islamistas). Por suerte nos queda internet. Con su euforia, sus oportunidades, su (todavía) libertad inmensa, su comunicación, creación que reequilibra al final un poco este sabor de fin de década perdida. Y nadie mejor que el "Enrique Dans alemán", Sascha Lobo, para hacernos reflexionar, como buen pensador germano que es, sobre hacia dónde nos está llevando la década con su revolución digital que tanto cambia nuestras vidas, nuestras redacciones en los medios (aunque mis colegas "del papel publicitario y no publicitario" se nieguen a aceptar este hecho), nuestra publicidad.

Comenta Sascha Lobo que "la montaña del conocimiento es mucho más alta que en la antiguedad. Inalcanzable desde siempre para el individuo. Por lo que la sociedad necesitaba de mecanismos de filtrado. Que hasta finales del siglo XX era la redacción de un medio que separaba lo socialmente relevante de lo irrelevante. Con su estructura jerárquica que en un proceso poco transparente decidía lo que al público le debe interesar. Las redacciones en un pasado (bueno, en la lenta España en un presente aún, pero que va llegando a su irremediable fin, querido Sascha) marcaban nuestra percepción de la realidad. Lo que a muchos de ellos les ha hecho creerse que deciden esa realidad o que en esta democracia de los medios tienen el cuarto poder (llámense en España Anuncios, El País, etc.). El problema es que el redactor como guardián de la puerta de la realidad de los mass media tiene ahora la competencia del internet del siglo XXI. Que parece es solo tecnológica, pero que en verdad es social. En el espacio virtual de la red existen otras reglas que en el paisaje tradicional de los medios. Hasta hace nada una redacción elegía lo que le parecía importante. Ahora es internet la que sube a la superficie lo que a muchas personas les parece relevante. El dictado redaccional de la relevancia se complementa con el dictado del interés. Con ello un nuevo filtro amenaza el poder de las redacciones (no sorprende pues lo que estas escriben a veces sobre este fantástico invento que es internet...). Con el interés, ese instrumento de antaño, el colectivo elige en la red lo que le parece interesante para seguir elaborándolo. Todas las redes sociales desde Twitter a Facebook y hasta todos las weblogs se basan en la recomendación tipo "mira lo que tengo aquí ¡y lo interesante que es!" Lógico que los editores y redactores que representan a la redacción se sientan amenazados por internet".

Prosigue el primer bloguero de Alemania en la página 143 de Der Spiegel de esta semana (o en este mismo gran artículo que también me alcanzaba vía Twitter a mi móvil, colgado en la red): "que esto no significa que las redacciones ahora sobren. El periodismo profesional me parece más necesario que nunca, aunque no esté claro cómo monetizarlo o refinanciarlo en internet. Lo que sí ha cambiado es que el público ya no es influenciado solo por los periodistas sino gracias a internet por el colectivo. La redacción tiene enfrente al colectivo. No a la maquina. Y es un error pensar que un software como el algoritmo de Google elige lo que debemos de percibir. Google simplemente fue el primero en darse cuenta de que no existe ningún cálculo matemático que por sí solo nos diga lo que es relevante. Esto es algo que solo puede hacer el propio ser humano. Y con la tecnología adecuada se le puede sacar ese conocimiento. Google es hoy el líder en la red, como ninguna otra empresa, porque su software fue el primero que intentó imitar la forma de pensar del ser humano. Para Google el mayor indicador de atención es el link hacia un website realizado por una persona de carne y hueso. Google está en plena guerra contra la relevancia automatizada de las máquinas. A los contenidos hechos a mano se les da más valor que a los que generan los robots. Departamentos enteros luchan contra la manipulación maquinaria de la selección de noticias y links que Google nos presenta a diario" (y en MarketingDirecto.com no podemos estar más contentos de estar desde hace tantos años en el top Google ranking gracias a miles y miles de lectores profesionales, seguidores, blogueros, compañeros, amigos que consideran personalmente relevante, creíble, interesante lo que difundimos vía web 2.0).

Según Lobo "es tan cierto como peligroso que para muchas personas solo les parece realidad lo que aparece entre los primeros diez Google top links. Pero esto es un problema de la competencia de medios de la sociedad y una de las razones por las que abogo porque exista en los colegios de hoy una asignatura de educación en internet. Los padres de hoy no pueden transmitir muchos conocimientos necesarios a sus hijos porque no existía la red cuando recibieron su marcaje social, su educación. Internet ha conquistado la conciencia de la generación más joven y de forma distinta a como lo creen los mayores. La repercusión de la digitalización es gigantesca. Creo que para la sociedad y las generaciones venideras será tan revolucionario como si se hubiera inventado a la vez el libro, el teléfono y el televisor. ¿Recuerdan la anécdota del chico de 10 años que pregunta a su padre que cómo entraban las personas a internet cuando no existían los ordenadores? No se puede explicar mejor la relación de la juventud actual (el consumidor del hoy y del mañana, queridos amigos del nuevo marketing) con la red. Internet se siente como la parte digital de nuestra realidad que no puede ser sustituida por el mundo de los átomos. Y, ¿para qué? Aunque a muchos detractores les parezca fundamental el contacto físico en el mundo real, ¿no tenemos acaso muchísimos ejemplos de que justo el sentimiento más poderoso del hombre, el amor, es uno cuyas raíces pueden estar en lo virtual? Quien haya estado enamorado de Audrey Hepburn sin haber quedado jamás con ella (es decir la mayoría de las personas ;-) puede confirmar esto."

"Expliquemos, cada uno de nosotros, a los marcados en la era predigital que están gustosamente invitados a participar de la vida digital. Porque allí no importa dónde te encuentras, si eres guapo o feo, si inválido o viejo, o si deseas comunicarte sobre los glaciares canadienses o la lírica francesa del siglo XIX. Salgamos todos y enseñemos a los mayores o escépticos en casas y empresas el increíble avance social que alberga la red. Sobre todo por la interacción social. Claro que estos avances positivos tienen un precio. Creo que este precio se mide bien con la erosión del poder de las elites mediáticas (y políticas, recuerde mi introducción sobre el inadmisible ataque a la red por parte del actual Gobierno español, que así no se había visto en ningún país libre de occidente). Mediante la transparencia y la velocidad del mundo digital estas elites perciben con dolor que su ilusión de controlar el mundo (o un sector...) no se puede mantener ya por más tiempo. Lo que desemboca en un rechazo de estas elites o este establishment frustrado hacia nuestra forma de vivir la vida. O como lo dijo un tal Linajk el otro día en Twitter, "mi mayor problema con la joven generación es que ya no pertenezco a ella".

Mejor no se puede decir lo que está pasando. Reflexione y de paso luche por esta fascinante era libre y digital que tiene la suerte de vivir, a pesar de todo.

Javier Piedrahita
Director
MarketingDirecto.com

http://www.marketingdirecto.com/noticias/36940-decada-perdida-o-decada-ilusion-digital




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