Han pasado ya varios años desde que Internet se convirtió en un instrumento indispensable en el mundo del marketing y, desde su expansión a comienzos de los '90, mucho se ha dicho y cuestionado sobre el uso de esta herramienta. En un primer momento la preponderancia de la imagen fue capturando los espacios y dominando casi por completo las estrategias de comunicación digital.
Años más tarde, con la aparición de nuevas tecnologías, surgió la necesidad de transmitir mensajes en distintos formatos. El mundo del trabajo se vio modificado por lenguajes alternativos y soportes novedosos. En parte, el surgimiento de nuevas herramientas informáticas abrió el espacio para hacer de la comunicación un negocio más rentable y sin fronteras.
Sin embargo, hay quienes miraron con cierto recelo el lugar que la comunicación online le daba, en esta nueva etapa, a la palabra escrita. Se cuestionaba la pérdida de valor por lo dicho y el desplazamiento frente a la imagen. Lo que había para decir parecía ya no ser importante, lo primordial pasó a estar en la inmediatez y su eficacia.
Pese a ésto, la expansión siguió su curso y nuevas posibilidades surgieron para quienes apostaron a Internet. Hacia el año 1997 aparece con denominación propia una herramienta que modificó la forma de pensar las estrategias comunicativas: el search engine optimization.
Es el posicionamiento en buscadores el que permite el retorno al mundo online de la palabra escrita. Aquello que parecía haber pasado a segundo lugar se vuelve ahora una herramienta tan útil como todas las demás.
En el camino hacia la revalorización de lo escrito se comenzó eligiendo palabras o frases que anclaran, a veces aisladamente, los objetivos a posicionar. Sin embargo, una nueva puerta se abrió cuando algunas empresas pudieron ver que con lo que se decía se podía ir mucho más allá, ese espacio podía ser utilizado para comunicar realmente algo, para generar un contenido verdadero que sume valor agregado.
Muchas empresas plantean una estrategia de posicionamiento creando contenidos exclusivos que cumplan con las necesidades requeridas por los buscadores para lograr un resultado efectivo. La profundidad de este tipo de trabajo de posicionamiento radica en crear una plataforma de contenidos reales.
Lo eficaz de esta forma de posicionar es que permite sumar un valor informativo a través de textos pensados, exclusivamente, para insertar las frases clave a posicionar.
En algunas oportunidades se trabaja sobre la arquitectura total de un site, a fin de aprovechar al máximo la incorporación de nuevas secciones y contenidos.
Esta forma de trabajar permite agregar valor a una marca, ya no es sólo imagen ni una buena posición en un buscador. Se trata también de poder decir, de rescatar, el verdadero y antiguo sentido de la comunicación y el lenguaje. Ahora el contenido tiene función y valor.
Años más tarde, con la aparición de nuevas tecnologías, surgió la necesidad de transmitir mensajes en distintos formatos. El mundo del trabajo se vio modificado por lenguajes alternativos y soportes novedosos. En parte, el surgimiento de nuevas herramientas informáticas abrió el espacio para hacer de la comunicación un negocio más rentable y sin fronteras.
Sin embargo, hay quienes miraron con cierto recelo el lugar que la comunicación online le daba, en esta nueva etapa, a la palabra escrita. Se cuestionaba la pérdida de valor por lo dicho y el desplazamiento frente a la imagen. Lo que había para decir parecía ya no ser importante, lo primordial pasó a estar en la inmediatez y su eficacia.
Pese a ésto, la expansión siguió su curso y nuevas posibilidades surgieron para quienes apostaron a Internet. Hacia el año 1997 aparece con denominación propia una herramienta que modificó la forma de pensar las estrategias comunicativas: el search engine optimization.
Es el posicionamiento en buscadores el que permite el retorno al mundo online de la palabra escrita. Aquello que parecía haber pasado a segundo lugar se vuelve ahora una herramienta tan útil como todas las demás.
En el camino hacia la revalorización de lo escrito se comenzó eligiendo palabras o frases que anclaran, a veces aisladamente, los objetivos a posicionar. Sin embargo, una nueva puerta se abrió cuando algunas empresas pudieron ver que con lo que se decía se podía ir mucho más allá, ese espacio podía ser utilizado para comunicar realmente algo, para generar un contenido verdadero que sume valor agregado.
Muchas empresas plantean una estrategia de posicionamiento creando contenidos exclusivos que cumplan con las necesidades requeridas por los buscadores para lograr un resultado efectivo. La profundidad de este tipo de trabajo de posicionamiento radica en crear una plataforma de contenidos reales.
Lo eficaz de esta forma de posicionar es que permite sumar un valor informativo a través de textos pensados, exclusivamente, para insertar las frases clave a posicionar.
En algunas oportunidades se trabaja sobre la arquitectura total de un site, a fin de aprovechar al máximo la incorporación de nuevas secciones y contenidos.
Esta forma de trabajar permite agregar valor a una marca, ya no es sólo imagen ni una buena posición en un buscador. Se trata también de poder decir, de rescatar, el verdadero y antiguo sentido de la comunicación y el lenguaje. Ahora el contenido tiene función y valor.
Por Laureano Russo, ejecutivo de Webmedia
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