Jésica Bossi y Damián Glanz en el diario Crítica de la Argentina:
"(...) De aprobarse la ley tal cual está, el máximo perdedor será el Grupo Clarín, que se vería obligado a ceder 236 de las 264 licencias que el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) identificó en manos del multimedios. El Gobierno desarmará el negocio estratégico de la empresa que conduce Héctor Magnetto: el cable. En ese rubro, mueve $ 3.000 millones anuales, lo que representa la mitad de su facturación global.
Según datos que manejan en Balcarce 50, el grupo tiene participación en 5 operadoras: Cablevisión (56%), Multicanal (55%), Cablevisión Digital (48,94%), Teledigital Cable SA (49,94%) y Supercanal Holding (20%, donde es socio de Vila-Manzano). En total, suma 244 licencias y concentra el 47% de los abonados el país. Con la nueva regulación que establece un tope de 24, el holding tendría que sacrificar 220 permisos.
No es compatible, según la nueva norma, ser cableoperador y poseer señales de TV abierta. Como consecuencia, debería optar entre el cable o Canal 13, Canal 6 (Bariloche), Canal 7 (Bahía Blanca), Canal 10 (General Roca) y Canal 12 (Córdoba).
La sangría no terminará allí: tendrá que elegir entre 1 de las 8 señales de cable. Hoy, posee Todo Noticias, Volver, Magazine, Metro, TyC Sports, TyCMax, Canal Rural y Quiero Música en mi Idioma. Por los canales de aire y suscripción el año pasado facturó $ 555 millones.
Hay más: al mismo tiempo que el Gobierno lanzó el año pasado la batalla mediática, en paralelo con la guerra gaucha, la Presidenta instruyó al Comfer que revise las habilitaciones que poseían los “generales multimediáticos”. Ese relevamiento determinó que al menos 5 de las radios que controla Clarín no estarían en regla. Son AM 810 (Córdoba), FM 102.9 (Córdoba), FM 100.3 (Mendoza), FM 96.5 (Bahía Blanca) y FM 99.5 (Tucumán).
El Grupo Uno, de los mendocinos Daniel Vila y José Luis Manzano, es el 2do. desfavorecido. Su firma Supercanal Holding es el 3er. cableoperador más importante del país. Controla 30 licencias. De entrada, perderá 6 habilitaciones.
El conglomerado cuyano debe sortear la misma complicación que Clarín porque posee canales de aire, entre ellos, América TV, Canal 13 (Junín, Buenos Aires), Canal 7 (Mendoza), Telesur Canal 6 (San Rafael), Canal 8 (San Juan) y Canal 5 (San Juan).
Además, el Grupo Uno controla 15 emisoras de radio, entre ellas, La Red. En principio, tiene que deshacerse de 5. Luego, habría otro escollo: para el Estado, al menos 2 (FM 98.5 de Rosario y FM 94.9 de Río Cuarto) no tienen la habilitación “legalmente otorgada”.
De capitales españoles, el Grupo Prisa, en el peor de los casos, podría perder sus 11 licencias de radio y su panorama más optimista lo limita a 6 sacrificios.
Es que hay 6 emisoras que son consideradas por el Comfer como 'flojas de papeles' (...) la actual Ley de Radiodifusión –al igual que la nueva– y la de bienes culturales establecen un tope de 30% el capital extranjero en los medios. El grupo ibérico se las ingenió –con la venia oficial– para ingresar al mercado con un ardid legal: el Grupo Prisa no compró la radio como una empresa española, sino que lo hizo mediante la firma ibérica Carsa (30%) y GLR (70%), con sede en Delaware, USA. Esa operación fue considerada viable porque existe el Tratado de Reciprocidad de inversiones con USA.
En las provincias, habrá conglomerados con bajas importantes. Por ejemplo, Cadena 3, de origen cordobés, posee 19 licencias a nivel nacional. Con la nueva norma, debería desprenderse de 9. (...)".
Martín Piqué y Daniel Míguez, para Página/12, desde San Carlos de Bariloche, entrevistan a Gabriel Mariotto, titular del Comité Federal de Radiodifusión y coautor del proyecto de ley:
"(...) –Una de las críticas tiene que ver con la revisión cada dos años. La oposición dice que es revisión de las licencias y que le dará al Gobierno un poder discrecional para incidir sobre el mapa de medios, ustedes dicen que se trata de una revisión de la compatibilidad tecnológica. ¿Podría aclarar de qué se trata?
–La propuesta de proyecto de ley presentado el 18 de marzo en La Plata jamás habla de revisar las licencias cada dos años. Sin embargo, algún actor de la oposición, en línea con algún dictamen de los grupos monopólicos y para desvirtuar la discusión, generó este fantasma. Eso jamás estuvo dicho. De hecho, también hemos certificado y modificado en la redacción del proyecto definitivo que jamás se van revisar las licencias. Cada licencia es adjudicada a quien gane el concurso y tiene un plazo: son 10 años renovables por otros 10 años pasando por una audiencia pública, que esto también es una herramienta de democratización que está en la legislación de Canadá. Lo que se va a revisar es el espectro para la posibilidad de nuevas señales. Porque el tránsito de lo analógico a lo digital es complejo. Hoy estamos en un modelo analógico donde una frecuencia genera una señal. En la frecuencia de Canal 2 hay una señal, la del 2. Pero el tránsito hacia lo digital va a dar que en la frecuencia del 2 puedan emitirse 6 señales. Entonces 1 será la del Canal 2 y las otras 5 se llamarán a concurso para nuevos emisores. Pero mañana ese tránsito hacia lo digital puede dar 12 señales. ¿Qué hacemos con el dividendo digital? Porque eso también altera la cantidad de licencias que puede tener una misma persona jurídica... Si hoy, con la tecnología analógica, podés tener 3 licencias por área de cobertura, en un tránsito hacia lo digital donde cada licencia puede darte 12 posibilidades de emisión, quizá se puedan agrandar el cupo de licencias y se pueda llegar a tener 5 en una misma área de cobertura porque habrían más opciones en el dial. Que quede claro, lo que se revisa es el espectro en función de nuevas potencialidades pero jamás se revisa la licencia adjudicada.
–La oposición dice que se promueve la formación de un nuevo monopolio, pero en este caso de las telefónicas, y de Telefónica de España en particular.
–En absoluto. Hay límites a la concentración. Esta es una ley absolutamente antimonopólica, como lo es la ley de los Estados Unidos. Porque el monopolio es una forma de censura, alguien se queda con las voces del resto. Ni los actuales dueños de los medios de comunicación ni las telefónicas, podrán tener posiciones dominantes en el mercado.
–Cuando se exige el 70% de capital nacional a las telefónicas para ingresar al triple play, por ejemplo, ¿no existe el riesgo de que tengan formas de simular un porcentaje de capital accionario argentino?
–No. Nosotros en esto seguimos la ley de Bienes Culturales. Aquí no inventamos nada. Y en una república con institucionalidad falsear la titularidad de empresas no es tan simple. Creo que los poderes en la Argentina funcionan y nadie puede o debería transgredirlos impunemente. Esta ley está hecha para cumplirse. Y ninguna empresa extranjera va a poder simular ser de capitales extranjeros cuando no lo es. Hay mecanismos institucionales para controlarlo.
–En caso de ser aprobada, ¿esta ley no podría generar que mucha gente se quede sin trabajo?
–Creo que cuando hay monopolios es mucho más difícil para el trabajador. Porque ese trabajador pierde independencia y si quiere defender su independencia posiblemente termine expulsado. Y una vez que esté expulsado de grupos monopólicos es muy difícil que vuelva a trabajar. Aquí lo que se pretende garantizar es la pluralidad en cuanto a la titularidad de licencias. Que haya múltiples voces. Múltiples voces, múltiples empresarios. Y no sólo empresarios sino también sectores de la sociedad civil sin fines de lucro que también tengan reserva de espectro para que se les garantice la posibilidad de emitir.
–¿No es negativo que la discusión de la ley se dé en el marco de una serie de medidas que perjudican al Grupo Clarín, como el nuevo sistema de televisación del fútbol y la norma de TV digital adoptada? ¿No existe el riesgo de que se perciba la discusión como una puja entre dos grupos de poder?
–Cuando se quiere democratizar situaciones que aparecen asimiladas a un statu quo que garantiza el monopolio y el oligopolio, siempre se afectan intereses. Aquí no se está mirando a ningún grupo en particular. Pero ésta es una ley que atenta contra la consolidación de un sistema mediático que no ha pasado por ningún debate y que ha generado posiciones dominantes en el mercado. Quien pierde ese privilegio va a reaccionar en contra de quien intenta democratizar. Eso es lo que está ocurriendo. Se están tocando intereses que parecían imposibles de cuestionar. Un debate en el Congreso con estos ejes va a cuestionar el monopolio y quien pierda esos privilegios va a reaccionar ferozmente para atemorizar a quien osa cuestionar un diseño no democrático. Nadie está en contra de un grupo en particular. Estamos a favor de una ley de la democracia. Ahora, seguramente hay grupos que se sienten perjudicados porque este debate en democracia afecta sus intereses económicos."
R. B. en el bisemanario Diario Perfil:
"(...) 3. ¿Qué nuevos límites se les ponen a las empresas de multimedios?
La ley vigente permite a las empresas tener hasta 24 licencias para operar radios y canales de televisión en el país. El proyecto oficial las limita a 10. Además, quien sea operador de un canal de aire no puede tener en la misma ciudad un canal de cable. Sólo se puede tener en la misma área 1 radio AM y hasta 2 FM. Los operadores de cable podrán dar el servicio hasta en 24 localidades (el proyecto no define si son ciudades o barrios). Tendrán otro límite: no podrán tener más de 35% de los abonados de todo el país. Si bien no es común en el mundo que se impida ser dueño de un canal de aire y otro de cable, en algunos países se prohibe a los dueños de diarios tener radios o canales. Lo mismo pasaba en la Argentina hasta una modificación realizada en 1990 a la Ley de Radiodifusión que posibilitó la creación de los multimedios y la privatización de los canales.
4. ¿Cuáles serán los grupos más beneficiados por el proyecto oficial?
Telefónica y Telecom, las herederas del monopolio estatal Entel, tienen prohibido el ingreso al mercado de los medios en los pliegos de licitación de la privatización. Esa claúsula existe porque son dueñas de las redes que llegan a casi todos los hogares de la Argentina, lo que les da una ventaja muy fuerte respecto a las empresas de cable. Con esa prohibición se garantizó el desarrollo de redes independientes, la de las telefónicas y las de los cableros. El proyecto oficial les permite ingresar ahora. Pero les impone 2 restricciones básicas: crear una empresa separada para evitar subsidios cruzados y respetar la Ley de Bienes Culturales, por la que los extranjeros no pueden ser dueños de más de 30% de la misma. Esto afecta a Telefónica, que es española. Pero Telecom está en vías de argentinizarse 100%. Por otra parte, se beneficiarán los grupos que compren las empresas y abonados al cable de los que deberán desprenderse los multimedios más grandes.
5. ¿Cuáles serán los grupos más perjudicados por el proyecto oficial?
Clarín, porque deberá vender Canal 13 si quiere mantener Cablevisión, que le entrega más de 60% de sus ingresos. Además deberá achicar esa empresa de cable ya que tiene 50% de los abonados del país y no podrá superar el 35%. El Grupo Uno, de Daniel Vila y José Luis Manzano, es dueño de Supercanal, la tercera red de cable del país, pero tiene además 19 radios y canales. No puede tener más de 10 licencias. Lo mismo le pasa al español Grupo Prisa, dueño de Continental, que tiene 19 licencias y sólo podrá tener hasta 10.
6 ¿Es legal obligar a las empresas grandes a que reduzcan su tamaño?
El proyecto oficial les dará 1 año desde su reglamentación a las empresas para que se adecuen a la nueva norma. En el mundo es muy conocido el caso de “desinversión” de AT&T que fue desmembrada por el regulador de telecomunicaciones de USA en 9 compañías, para favorecer la competencia.
7 ¿Habrá más espacios de representación de la ciudadanía en el mapa de medios?
El proyecto oficial propone distribuir el espacio del espectro radioeléctrico, a través del cual se propagan las señales de radio y televisión, en tres partes iguales para usos comerciales, de ONGs y de medios estatales. El argumento oficial es que de esta manera se generará una mayor polifonía de voces ya que dan por sentado que los medios niegan la palabra de algunos sectores. Sin embargo, que haya más espacio para que los gremios, iglesias, ONGs y universidades tengan sus propios canales o radios, no garantiza que esas voces sean escuchadas. Asegurarlo, como lo hace el oficialismo, es desconocer la diferencia entre tener un micrófono y llegar a una audiencia. Legisladores de la oposicón, como María Eugenia Estensoro, consideraron que de no aplicarse pautas similares a las que se impondrán a medios comerciales, también pueden crearse monopolios en el sector de radios de ONGs, por ejemplo. Criticó que la segmentación del espectro no garantiza la libertad de información, “porque un gremio no puede hacer periodismo, sino propaganda”, explicó. (...)".
Roberto Navarro entrevistó a Julio De Vido para Página/12, acerca de la norma japonesa-brasilera de TV digital:
"(...) –¿Qué modificará la digitalización para los televidentes y para los licenciatarios?
–Los actuales licenciatarios podrán agregar 1 señal de alta definición. El resto se licitará a nuevas empresas. Significa que va a haber una cantidad muy importante de canales de aire. Es decir gratuitos, para que los televidentes elijan. Y va a haber una mayor pluralidad de voces. Vamos hacia un sistema más rico en oferta. Se abre la posibilidad de un gran desarrollo tecnológico y se democratiza, no sólo la información que no es poco, sino también la posibilidad para muchos argentinos que no pueden pagar el cable de tener una gran variedad de programación disponible. (...)
(...) –¿Van a reemplazar al cable?
–En principio, no creo. Lo que es posible es que obligue al cable a mejorar su oferta. En la actualidad la poca cantidad de canales de aire casi hacía que el público fuera rehén del cable. En definitiva todo va a favor del consumidor. En el futuro, teniendo en cuenta que el nuevo sistema tiene la posibilidad de ofrecer un gran abanico de opciones sin utilizar cables y llegar incluso a los teléfonos celulares, es posible que lo vaya reemplazando. El sistema no es contra el negocio del cable; es a favor de mayores opciones para los consumidores.
–¿En principio va a ser sólo para el área metropolitana?
–No, se va a comenzar en esa zona por una cuestión demográfica, pero rápidamente va a llegar a todo el país. Vamos a avanzar a la brevedad en todos los grandes centros urbanos para llegar a la mayor cantidad de ciudadanos posibles. Pero no se tardará mucho en llegar a todo el país. Los japoneses nos proveerán en forma gratuita todo el equipamiento necesario para que comience Canal 7 en menos de un año. En realidad hoy hay un canal piloto con tecnología japonesa que está emitiendo y que los que mantienen la antena de televisión de aire pueden verla.
–En este tema como en la televisación del fútbol ustedes sostienen que todo el país va a ver, en principio gracias a Canal 7, televisión gratis. Pero en Córdoba, por ejemplo, el 7 no se ve sin cable. ?
–En realidad, Canal 7 llega a todo el país por aire, el tema es que los televidentes fueron dejando de usar sus antenas y así las repetidoras, que no tienen demanda, fueron deteriorándose. Eso ocurre en Córdoba. Pero con el nuevo sistema, con poner una pequeña antena sobre el televisor, se verá Canal 7 en todo el país gratis. Estas repetidoras se van a potenciar.
(...) –¿Va a modificar también el negocio de los celulares?
–Esta es otra ventaja que tiene este sistema: se va a poder mirar televisión con celulares utilizando una onda televisiva y no telefónica, con lo cual se es cliente de 2 proveedores y 1 es gratis. Y siempre va a seguir siéndolo, porque el aire es del Estado. Además, esto hace que la definición sea mejor. Yo tuve la oportunidad de probar un televisor con este sistema en un automóvil por el centro y se veía perfecto. El sistema europeo es telefónico. Si fuera una señal telefónica, hubiese tenido interferencias. Hay que pensar en que esto va a traer todo un recambio de aparatos en los próximos años, que generarán empleo porque parte de ellos se podrán hacer en Argentina sin pagar derechos. Lo mismo ocurrirá con los televisores. Al principio, el que no tiene un televisor para recibir esta tecnología tendrá un decodificador, pero seguramente en pocos años todos querrán tener su televisor digital. Estamos hablando del recambio de más de 10 millones de televisores. Esto significa desarrollo tecnológico, producción y generación de empleo de alta calificación. Estimamos más de 300 mil empleos nuevos de este tipo. Ya se están creando carreras universitarias para formarlos. (...)".
Extraido de http://www.urgente24.com/index.php?id=ver&tx_ttnews[tt_news]=128200&cHash=5b0253cabf
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