miércoles, 4 de mayo de 2011

Muchas veces confiar en la propia percepción puede convertirse en una tentación que llevará a producir fracasos

La creencia de que la buena idea para el emprendedor lo es también para un supuesto mercado de consumidores puede ser real o no. Confiar en la propia percepción o en la opinión de amigos, familiares o allegados al momento de testear el futuro económico de una idea, es una tentación que puede llevar a cometer errores importantes e incluso a producir el fracaso. Existen algunos tips para evitar caer en equivocaciones usuales.

Poner en práctica una idea propia es cumplir un deseo. Esto suele ser usual en determinados escenarios o sectores económicos. Un producto o servicio creado o diseñado por uno mismo es, "una suerte de hijo", por lo cual querer desarrollar un emprendimiento a partir del mismo conlleva un conjunto de motivaciones no sólo profesionales y económicas, sino también emocionales.

Muchas veces ocurre que el creador del producto o el servicio vive una suerte de "enamoramiento" con el mismo y se convence fuertemente de que gusta o satisface al resto de las personas tanto como a él. Por lo tanto, da por sentado que la aceptación en el mercado será generalizada.

Esto usualmente no es así, en el mejor de los casos habrá una parte del mercado que prestará atención a su iniciativa. Por eso existe el marketing, caso contrario todos consumiríamos todo. Si la percepción coincide con necesidades que se registran en el mercado, existe coincidencia. En cambio, de no ser así, el producto o servicio no tendrá respuesta positiva y el emprendimiento no será sustentable.

Esta diferencia entre creer que lo que es válido para mí lo es también para el resto de los humanos, es una forma de contemplar la realidad. Llamaremos a esta forma "distorsiva" que no es más que intentar adecuarla para que "encaje" dentro de nuestro deseo inconsciente: el de que todos acepten nuestro producto.

Para no caer en el error de la fascinación por la idea propia, hay que tener en cuenta algunas acciones que minimizarán la posibilidad de error o fracaso:

    * Entender que no todos miramos la realidad desde el mismo lugar.
    * Comprender que existen distintas visiones.
    * Saber que para la misma necesidad, diversas soluciones pueden ser apropiadas.
    * No confiar en la visión propia sobre uno mismo y las ideas propias.
    * Desconfiar de las opiniones de quienes tienen una relación afectiva con nosotros, siempre estarán sesgadas por el vínculo.
    * Entender que, en algunas culturas, cuesta dar una opinión negativa ante una consulta sobre opinión.
    * Es necesario salir a consultar en el mercado adecuado la opinión sobre nuestra idea, producto o servicio.
    * Una consulta útil y creíble requiere de una cantidad representativa de opiniones.
    * Las preguntas que conforman una consulta deben ser precisas para dar lugar a respuestas concretas y útiles para su posterior procesamiento.

http://www.canal-ar.com/managements/managementmuestra.asp?Id=89

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